febrero 21, 2020

CUANDO EL ESTRÉS ES INCONTROLABLE

Cuando aparece una sobrecarga de tensión en la que un individuo no encuentra solución utilizando sus propios recursos, o no le sirve ninguna estrategia conocida para solventarla, se produce la llamada «reacción de estrés incontrolada» con la finalidad de resolver un reto ante el cual no se está preparado.

El conflicto psicosocial acostumbra a ser la causa principal de la activación de esta reacción, difícil de superar. Suele afectar en especial a aquellos individuos que no tienen suficientes estrategias de conducta y que a menudo tienen enfrentamientos con otras personas.

Estos son algunos de los hábitos que podemos tener en cuenta para afrontar el estrés:

1. ADAPTARSE POSITIVAMENTE A LA SITUACIÓN DE TENSIÓN

Cuando se habla de tratar el estrés, lo primero que se debe pensar es que la reacción del organismo tiene una finalidad positiva, por lo que se debe respetar y encauzar. El estrés es un buen aliado si se administra como un recurso para responder ante situaciones de peligro de manera eficaz. Este estrés funcional y adaptativo es conocido como eustrés.

La técnica para controlar el estrés es sencilla: tomar conciencia del aquí y del ahora a través de la respiración.

Un ejemplo clarificador sería entender que la reacción del cuerpo al agua fría activa un mecanismo de estrés, pero no es igual que te tiren agua fría que echársela uno mismo por encima de forma agradable y disfrutar con la reacción.

Esta forma positiva de encarar el estrés produce un adiestramiento que genera la adaptación positiva a la situación de tensión y alienta el fenómeno de la resiliencia, es decir, la capacidad de afrontar los contratiempos saliendo fortalecido y alcanzando un estado de excelencia personal. No es un talento extraordinario, sino una cualidad innata de los seres humanos.

El objetivo es desarrollar diariamente esta capacidad con actitud y firmeza. Para ello hay que construir fundamentos sólidos, como cuando se escala una montaña y se levanta un campamento base desde el que se pueden afrontar nuevos desafíos.

Esos cimientos son en este caso la toma de conciencia corporal y la percepción de que nuestras reacciones son positivas y tenemos en ellas la mejor herramienta para resolver estos momentos difíciles.

2. TOMAR CONCIENCIA DEL AQUÍ Y EL AHORA A TRAVÉS DE LA RESPIRACIÓN

La forma más sencilla de comenzar a desarrollar esta capacidad puede ser tomar conciencia de nuestra propia respiración, que siempre se adapta a las circunstancias cambiantes y reacciona automáticamente ante el estrés: se acelera, se entrecorta, se dilata, se hace profunda y acaba por regular las emociones desde la propia actitud de tomar conciencia de ella.

Es sabido que en situaciones de estrés, cuando se producen estados de ansiedad o de miedo, aparece una respiración rápida y a veces entrecortada. Conviene ser consciente de esta respiración y no intentar modificarla ni hacerla más lenta. Al percibirla por sí sola se tornará más lenta y profunda.

La técnica es sencilla: tomar conciencia del aquí y del ahora a través de la respiración.

Asimismo, el ejercicio físico es fundamental para afrontar una situación de estrés porque biológicamente ofrece la posibilidad de sobrellevar mejor las tensiones. Un entrenamiento eficaz permite aumentar la respiración, el ritmo cardiaco, la sudoración y disfrutar relajadamente del momento.

No es necesario practicar un deporte intenso para ello. Basta con una larga caminata a paso rápido entre la naturaleza para notar cada uno de sus beneficios.

3. FRECUENTAR LA NATURALEZA

El contacto con el entorno natural ayuda a fortalecer la salud física y emocional y es también un antídoto para el estrés. Diversos estudios han demostrado que frecuentar la naturaleza mejora sensiblemente la capacidad para sobrellevar las tensiones. Igualmente, determinadas actividades, como la horticultura o la jardinería, resultan muy beneficiosas.

El contacto con la tierra y la naturaleza, con su quietud, sonidos y fragancias, mientras paseamos con espíritu introspectivo valorando qué hacemos aquí y ahora, es un alivio para superar los momentos estresantes.

Perderse en el bosque, salir al campo, contemplar las montañas en la lejanía, pasear a orillas del mar mejora el estado de ánimo, disminuye las preocupaciones, calma la agresividad, reduce el enojo y promueve un sentimiento de tranquila alegría.

El contacto con la tierra y la naturaleza, con su quietud, sonidos y fragancias, mientras paseamos con espíritu introspectivo valorando qué hacemos aquí y ahora, es un alivio para superar los momentos estresantes.

La «vitamina N» sería una de las formas de definir el efecto positivo que la naturaleza tiene en los principales ámbitos de nuestra vida. Científicos y conservacionistas como Richard Louv afirman que el ser humano es biofílico, es decir, que tiene especial atracción y una conexión innata hacia la naturaleza, con un vínculo que siempre regala serenidad y calma.

Además, el contacto con el medio natural hace a los jóvenes más fuertes ante situaciones difíciles y les ayuda a ser más respetuosos con el entorno.

4. PONER ORDEN EN LA VIDA

Es importante planificar y llevar a cabo las actividades diarias con un cierto orden, algo que ayuda a resolver situaciones estresantes. La doctora Pamela Peeke señala que la falta de organización y el desorden constantes pueden favorecer sentimientos de impotencia, desesperanza y derrota, por no mencionar el aumento de los niveles de cortisol, una hormona del estrés.

Una vida sosegada y un hogar organizado tienen efectos emocionales positivos, pues el orden revitaliza, aclara la mente y aporta serenidad.

5. NUTRIRSE DE FORMA EQUILIBRADA

Alimentarse de forma equilibrada es fundamental para mantener la estabilidad física y mental y evitar que el estrés afecte al organismo. Una dieta de tendencia vegetariana, rica en frutas, verduras, cereales y legumbres, es una aliada más para superar episodios de tensión.

Si durante una época de estrés se produce una pérdida de apetito, también se puede aprovechar para poner en práctica el ayuno durante horas o días a fin de purificar el organismo.

El control del estrés supone un cambio de hábitos dietéticos. Se deben incluir en la dietaalimentos que aporten calma y energía al sistema nervioso y al cerebro, y suficientes vitaminas y minerales, ya que sus exigencias aumentan en los periodos prolongados de tensión.

También es importante el consumo de ácidos grasos esenciales, pues ayudan a disminuir los niveles de cortisol, elevados en situaciones de estrés, y estimulan la producción de serotonina, una hormona encargada de nivelar el estado de ánimo y el buen humor.

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