diciembre 6, 2019

CÓMO DISMINUIR LOS FACTORES QUE NOS ESTRESAN

Aunque parezca que la vida moderna esté orquestada para desencadenar sí o sí estrés, lo cierto es que se pueden poner frenos a esta tensión. Aspectos tan básicos como mantener una rutina de sueño adecuada pueden modular su influencia. “Dormimos para mantener el metabolismo en condiciones óptimas, y por esa razón ningún adulto debería dormir menos de 7 horas, ya que la falta de horas de sueño incrementa el riesgo de presentar estrés crónico”, advierte Portellano.

Dormir seis horas o menos incrementa el riesgo de sufrir alteraciones que afectan al metabolismo corporal, y también generan mayor riesgo de ansiedad, nerviosismo y estrés, convirtiéndose en crónico.

Asimismo, la conciliación entre la vida laboral y la personal es necesaria para mantener el equilibrio. En el trabajo, Portellano recomienda hacer una pausa en mitad de la jornada, y durante varios minutos combinar ejercicios de respiración, estiramiento muscular y pensamientos tranquilizadores. Y además de recomendaciones básicas y de carácter general como realizar actividad física, meditación, yoga o evitar el consumo de sustancias psicoactivadoras, existen técnicas para cortar con la sensación de ansiedad al acabar el día.

Cuando nos vayamos a la cama no debemos ponernos a negociar con los pensamientos negativos: producen más intranquilidad y nunca contribuyen a mejorar la situación. Es bueno sustituirlos por recuerdos divertidos y amables sobre algo que nos ha sucedido a lo largo del día o en cualquier otro momento. Los pensamientos positivos no resuelven los problemas, pero sí contribuyen a que disminuyan nuestros niveles de nerviosismo, ansiedad y estrés.

La exposición a niveles intensos y continuados produce una activación excesiva del sistema simpático, alterando la secreción de hormonas y neurotransmisores, lo que puede dañar distintos sistemas orgánicos

Cuestiones como el exceso de iluminación elevan también la tensión diaria, ya que hace que disminuya en una hora el tiempo medio dedicado al sueño. Dormir seis horas o menos incrementa el riesgo de sufrir alteraciones que afectan al metabolismo corporal, y también generan mayor riesgo de ansiedad, nerviosismo y estrés, convirtiéndose en crónico.

Asimismo, el ruido es otro de los factores que rompe el equilibrio y que es más acusado en las grandes ciudades. La exposición a niveles intensos y continuados produce una activación excesiva del sistema simpático, alterando la secreción de hormonas y neurotransmisores, lo que puede dañar distintos sistemas orgánicos (aparato digestivo, sistema nervioso, respuesta inmunitaria, etcétera). Es decir, aumenta innecesariamente el nivel de alerta”.

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